En el Ocaso del Alba
En el crepúsculo silente de un sueño,
donde las estrellas titilan con deseo,
te encontré, fulgor en el océano del ser,
reflejo de un amor que el tiempo no puede vencer.
En la vastedad de mundos paralelos,
donde los destinos se entrelazan como cabellos,
nuestras almas se danzaron, sin previo aviso,
como flores en un jardín, bajo el mismo hechizo.
Tu voz, ni susurro ni clamor,
resonó en mi ser, despertando un interior ardor.
Así, en la cadencia de este instante fortuito,
descubrí que el amor no es mero rito.
Con la ternura de un adiós que jamás se dice,
y la pasión de un encuentro que no se desdice,
te amo, no por un ayer o un mañana,
sino por este ahora, donde el alma humana se hermana.
Y cuando el alba nos sorprenda, abrazados,
sabré que en ti, mi amor, me he encontrado.
Porque más allá de la razón o la quimera,
eres tú, el amor de mi vida, mi única espera.