Expresión angelical de un suspiro
A veces, te sentí, otras veces, solo te vi,
y perdido en un sueño que no tiene principio ni fin,
solo pasos infinitos sin respuestas,
sobre ti y sobre mí, y así, me senté a escribir.
Volví hacerte la misma pregunta indiscreta,
aquella que te hizo cerrar los ojos y te invitó a soñar,
aquella que te inspiró una noche desierta de estrellas
y te hizo suspirar,
aquella que te dio la expresión angelical
que me hizo adicto a ti, y la respuesta, siguió siendo igual.
Hoy estoy en mi casa, sentado,
pensando en oír lo que tienes que decir,
admirando el paisaje que trae consigo la presencia de tu ser,
venerando tus ojos y añorando tu delicado y delicioso aroma a mujer.
A veces, contemplando tu belleza, se enciende un pedazo de ilusión
que le da valor a mi sentimiento de cobardía,
para alcanzarte y con un saludo casual intentar enamorarte.
A veces, con el resplandor del recuerdo que has traído al presente,
me ensórdese y me enloquece la pasión y el anhelo,
de tenerte cerca y a la vez, a veces… sentirte lejos.